jueves, 5 de abril de 2012
martes, 3 de abril de 2012
Apple
¿Estás pensando en comprarte un Mac o un ipad? Tal vez
deberías leer esto antes de acabar con tus ahorros. Más allá de modas y
tendencias la compañía de la manzana presenta ciertas sombras turbulentas que
podrían hacerte cambiar de opinión, y aquí veremos algunas.
Antes de comenzar con las hostilidades debo aclarar varias
cosas. Simplificando: soy diseñador gráfico, mi primer Mac fue un LC 475, el
famoso “Pizza box”, y durante más de 20 años he trabajado indistintamente con
Macs y PCs. He sobrevivido a varias batallas entre fanáticos de ambos bandos y
he militado en las filas tanto de los unos como de los otros. Actualmente
trabajo con PC, un clónico al que no le quedan muchas piezas originales, y uso
un iphone y un ipad por cuestiones profesionales.
Dicho esto, y en base a mi experiencia, en este artículo
defenderé que aplicando las más básicas reglas del sentido común no se deberían
comprar productos de Apple. Que desde un punto de vista objetivo y racional hay
mejores alternativas. Por otro lado debo asumir que yo también he sucumbido (y
quizás vuelva a sucumbir), en ocasiones, bajo el hipnótico poder de la
manzanita, y en fin: el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Y ahora me pongo el casco, reviso el paracaídas y ahí vamos:
9 motivos por los
que no deberías comprar Apple:
1. Ni vale lo que
cuesta ni cuesta lo que vale
Apple es caro. Y punto. Si sumas el coste del listado de
componentes que contiene cualquier producto de Apple no te saldrán las cuentas.
Hay quien dirá que cuando pagas Apple pagas innovación, pagas I+D, y pagas por
la manzanita. Pero la realidad es que Apple sabe perfectamente que un producto
vale exactamente lo que sus clientes pagarían por él (primer dogma del pricing)
y la legión de defensores de la compañía de Cupertino siempre está dispuesta a
pernoctar en una cola con la cartera llena de billetes. Por tanto racionalmente
el precio de los productos de Apple está sobrevalorado, aunque al parecer son
muchos los que piensan que el status no tiene precio. Si a eso sumamos que la
manzanita hace una conversión 1-1 de dólar a euro a la hora de poner precio a
sus productos (¡ !) veremos que
sencillamente los productos Apple ni valen lo que cuestan ni cuestan lo que
valen.
2. Garantía sin
garantías
Saltándose a la torera las normativas vigentes Apple ofrece
una garantía de sus productos de un año, cuando con la ley en la mano
corresponden dos años de garantía. Por este motivo, FACUA ha denunciado a Apple
ante el Instituto Nacional de Consumo y administraciones de Consumo autonómicas
por infringir el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los
Consumidores y Usuarios, que recoge que “el vendedor responde de las faltas de
conformidad que se manifiesten en un plazo de dos años desde la entrega”. Esto
es todavía más hiriente cuando la misma Apple intenta venderte la extensión de
garantía con sus planes de Apple Care Protection Plan (299 Euros para un
Macbook Air). Hasta los más devotos defensores de Apple reconocen esta
deficiencia.
3. Apple es un bunker
Apple es un bunker, y lo es en varios sentidos:
Desde el punto de vista de software Apple es un modelo de
hermetismo sin fisuras, mantiene un férreo control sobre qué programas pueden y
deben correr sobre sus dispositivos y cuáles no deben hacerlo. Para mantener
seguras sus fronteras ha tomado medidas como las de no permitir el uso de Flash
sobre muchos dispositivos, controlar férreamente su tienda de aplicaciones o
contenidos, o no instalar en sus muchos de sus aparatos puertos USB por los que
puede entrar cualquier programa o contenido no controlado por Apple.
Apple es un bunker informativo que despliega una intensiva
estrategia de desinformación para provocar la ansiedad de sus adeptos. Las
filtraciones, las especulaciones y los prototipos de iphone “perdidos” se
convierten en la comidilla de medios y fanáticos hasta que llegan las contadas
y mesiánicas presentaciones oficiales.
Es un bunker, igualmente, en su concepción del hardware
saltándose todos los estándares de la industria: intenta acceder a las tripas
de tu i-lo-que-sea para cambiarle las baterías: la tarea roza lo imposible y
por supuesto vulnera las condiciones de garantía del aparato, invalidándola.
4. Los Macs no valen
para jugar
El catálogo de juegos disponible para los ordenadores Mac es
irrisorio: 27, ni más ni menos, a día de hoy en Apple Store. Y esto es
perfectamente normal (y aplica otros tipos de software): ¿Para qué invertir en
la portabilidad de mis juegos a Apple cuando tan sólo un 5% de los usuarios de
ordenador usa un Mac? Ahora bien, si lo tuyo el jugar en el iphone o en ipad,
es decir los juegos casuales, puede que los productos de Apple sean suficiente
para ti.
5. Los Macs no sirven
para diseño web
Si en algún frente he vivido guerras sin cuartel respecto a
los productos de Apple ha sido en el del diseño web. Frentes irreconciliables
abogaban, los unos, por las excelencias de los Macs como ordenadores para
diseñar páginas web, y los otros por sus tremendas deficiencias.
Desde mi punto de vista el tema es muy sencillo: los Macs
pueden ser herramientas de diseño tan eficaces como cualquier PC (capacidad de
proceso, potencia gráfica, …), el problema que se plantea no es este. El
problema es que los Macs hacen una interpretación diferente a la que hacen los
PCs en conceptos como tipografía o color. Es decir en Mundo Mac se ven las
cosas diferentes (puede que más bonitas), por tanto la visualización
proporcionada por los Macs difiere sustancialmente de la que tendrán el 95% de
los usuarios de una página web desde sus PCs. Si se nos llena la boca al hablar
de “diseño centrado en usuario”, empecemos por lo más básico…
6. Apple tolera la
explotación laboral en las fábricas de sus componentes
Las exitosas cifras de ventas de Apple tienen un coste: las
lamentables condiciones laborales en las fábricas chinas en las que se producen
algunos de los componentes de sus máquinas. Son muchos los estudios realizados
en este sentido y los esfuerzos quien la compañía de Cupertino dice estar
realizado contra esta situación de explotación no parecen ni convincentes ni
eficaces. No al menos para esos trabajadores de las fábricas de Foxconn
(proveedor de Apple) a los que se hace firmar hasta una cláusula de no suicidio
en la empresa.
7. Apple ama la
ingeniería fiscal
La filial de Apple en España declaro en el 2010 una de
beneficio bruto de cerca de 400 millones de euros y tendría que haber pagado al
fisco ibérico un importe superior a los 100 millones de euros. Sin embargo, dado
que la filial española sólo ingresa legalmente una comisión por el 1% de las
ventas, suficiente para cubrir los gastos de su personal en España, al final su
beneficio antes de impuestos es de solo 5,8 millones y lo que paga en impuesto
sobre sociedades es solo 2 millones. Resumiendo: Apple dejó de ingresar en el
erario público unos 100 millones de euros, ahí es nada.
8. La manzana no es
ecológica
Greenpeace ofrece un estudio periódico en el que puntúa a
las grandes corporaciones en base a su grado de compromiso con las políticas
medioambientales. Apple directamente ha desaparecido en las últimas ediciones
de estos estudios y la razón es más que sencilla: la compañía se ha negado a
proporcionar a Greenpeace los datos necesarios para su evaluación. Así, de un
plumazo y con la callada por respuesta, la manzanita se ha pasado al lado
oscuro de la ecología ofreciendo muestras más que significativas de su grado de
compromiso con el medio ambiente.
9. Apple ya no es
“cool”
Con el ipod, el iphone y el ipad Apple revolucionó el
mercado y se alzó en la cima del “coolismo”, pero hay indicios de que esto
puede cambiar y de hecho está cambiando: en las navidades del 2012 el Samsung
Galaxy 2 dio un baño en ventas al anteriormente intocable iphone en el segmento
de smartphones. Era más estilizado, más ligero. Sencillamente era más “cool”.
La última presentación de Apple decepcionó a propios y extraños por su enfoque
conservador y continuista, pude que el paso a mejor vida del omnisciente gurú
de la manzanita, Steve Jobs, señale el declive definitivo del “factor cool” de
Apple.
Si has llegado hasta aquí quizás, antes de comprar alguno de
los “mágicos” productos de Apple deberías preguntarte: ¿Realmente lo necesito
una manzanita entre mis cacharros tecnológicos o puedo vivir perfectamente sin
ella?
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